En realidad, la alergia al sol incluye una serie de distintas enfermedades de la piel causadas por la exposición solar. Es un problema estacional que ocurre sobre todo en primavera y en verano, y es más frecuente en mujeres. Generalmente comienza a partir de los 20 o los 30 años y suele aparecer en pieles claras y en países con muchas horas de exposición al sol como el nuestro.

Los síntomas pueden aparecer en unas pocas horas o al cabo de unos días de haberse expuesto al sol. La reacción fotoalérgica se manifiesta en forma de sarpullido que produce picor y enrojecimiento. Habitualmente aparece en las zonas descubiertas como el cuello, el escote, los antebrazos o las piernas. Dichos sarpullidos, pueden aparecer en forma de granitos, pequeños bultos, descamación, costras, ampollas o ronchas. Estos síntomas pueden persistir durante varios días y, en casos leves, acaba desapareciendo sin ningún tipo de tratamiento. Pero existen casos más graves en los que cabe recurrir a  tratamientos por vía oral o tópica de corticoides, además de tomar una serie de medidas preventivas a la hora de tomar el sol y usar ropa que proteja la piel del sol.

 

 

Cuidado con los perfumes o ciertos medicamentos

Suele ser de tipo hereditario, pero algunas personas lo manifiestan solo cuando hay otro factor que los provoca, como un medicamento o ciertas plantas. También hay que tener en cuenta otros factores de riesgo o desencadenantes de la alergia al sol. Por un lado, las personas con tipo de piel muy clara o tendencia a dermatitis, tendrán un riesgo mayor. Por otro lado, la exposición de la piel al sol después de haber aplicado una sustancia que provoca reacción, como por ejemplo, algunos perfumes, desinfectantes, algunas sustancias químicas que hay en los protectores solares, también ciertos medicamentos como los antibióticos, los medicamentos con sulfamidas y los analgésicos tales como el ketoprofeno.

A la playa sí, pero con precaución

Tener alergia al sol no significa que te tengas que quedar todo el verano en casa, simplemente tienes que incorporar en tu día a día ciertas precauciones. Se recomiendo no exponerte al sol en las horas “pico”, entre las 10h y las 16h, así como evitar la exposición repentina a la luz y hacerlo de forma gradual, es decir, ir aumentando cada día el tiempo de exposición para que las células de la piel se acostumbren. Así como en otros países hay costumbre de protegerse del sol con la ropa, las personas alérgicas al sol deberían incorporar este hábito tan saludable. Camisas de manga larga, pantalones de lino o sombreros de ala ancha, son imprescindibles cuando la fotoprotección tópica en forma de cremas se queda corta.

Y no olvides combinar la fotoprotección en crema con la fotoprotección oral, complementos nutricionales que contienen ingredientes con eficacia demostrada como los betacarotenos. Se aconseja empezar a tomar estas cápsulas en primavera para ir preparando la piel ante los meses más fuertes de exposición. ¡Con el sol, no te la juegues!